The Media Commons and Social Movements


Autor del libro: Jorge Saavedra Utman
Editor: Routledge
ISBN: 978-04-2986-3-158
Páginas: 210

 


La década que inició en 2010 despertó con agitaciones sociales en metrópolis como Nueva York o El Cairo; pero también en sitios periféricos y sin embargo neurálgicos como Chile, donde un movimiento que demandaba educación accesible para todos se gestó justamente en las universidades nacionales. Es esta movilización social la que Jorge Saavedra Utman usa como punto de partida para señalar la discrepancia entre las promesas de las democracias liberales, particularmente sobre sus efectos en el derecho a tener una voz en la opinión pública, y los condicionamientos del modelo económico político neoliberal que han adoptado desde finales del siglo XX.

En su libro “The Media Commons and Social Movements”, Jorge Saavedra muestra por qué el caso chileno es un alto-contraste que revela esas brechas. Así como las graves consecuencias que éstas han provocado en la participación política de una sociedad que sigue transitando, desde uno de los primeros experimentos de política económica neoliberal de mano dura y el florecimiento de corporaciones mediáticas privadas, hacia un periodo de democratización que todavía no ha terminado de reconciliar las promesas del progreso económico con la vida diaria en Chile. Más aun, la representación de esas experiencias cotidianas siguen marcadamente excluidas del debate público. Como consecuencia de esta disparidad, nos dice Saavedra, la sociedad chilena acaba siendo objeto de la expropiación de su voz, “del derecho de la gente a tener voz”, tanto como derecho como sitio para hacer política.

Es en esta experiencia mediática dislocada que Saavedra elabora el argumento, siguiendo el pensamiento de Jesús Martín Barbero, que tener voz no sólo es un derecho democrático sino que es una de las condiciones mínimas para hacer política en un mundo diverso. ¿Pero qué significa tener voz en la coyuntura en que se desarrolló el movimiento estudiantil chileno? La exploración es pertinente para un momento particular en la historia, enmarcado por numerosos movimientos sociales que hicieron uso y se entusiasmaron con las posibilidades tecnológicas que les brindó internet; pero que después descubrieron sus propios límites y se enfrentaron al desencanto de sus propias lógicas políticas. Este análisis también se vuelve relevante porque las medidas que privilegian la ley del mercado y la liberalización de la economía acababan de mostrar su punto de quiebre: esto, durante la crisis de 2008-09 y en las graves desigualdades que ha producido ese modelo en todo el mundo. En el caso de Chile, esa desigualdad encontró resonancia en la disparidad en el acceso a la educación y su impacto en la economía de las familias chilenas.

Es en ese contexto que la primera parte del libro explora el derecho a tener voz, pasando por una revisión de la representación del movimiento estudiantil en los medios tradicionales chilenos. Podría resulta fácil caer en la simplificación de pensar que los medios de comunicación ponderaban la voz que pugnaba por mantener la restricción a la educación gratuita; sin embargo, las entrevistas presentadas en el libro ayudan a entender un fenómeno más elaborado: aunque los medios de comunicación asumen y, en general, ponderan ideologías neoliberales, estos mismos medios cubrieron el movimiento y a sus líderes con una narrativa que servía a su lógica noticiosa y empresarial (construcción artificial de líderes, espectacularidad, etcétera). Este hecho pone de relieve al reto que tienen los movimientos sociales en la lucha por el derecho a tener voz, y que es uno de los ángulos que tiene coincidencias con la (otra) hegemonía propuesta por Chantal Mouffe y Ernesto Laclau para las izquierdas: la actuación estratégica. Aunque no se aborda expresamente, es esta actuación estratégica la que podría llevar a la articulación con movimientos sociales en otros países y cuya efervescencia casi simultánea da pie a la utilización del ejemplo chileno en este texto de Saavedra.

Pero, ¿cómo desarrollar una voz desde la desposesión y la expropiación? Es aquí donde Saavedra echa mano de la idea del “grito” de John Halloway como aquella disonancia que inicia el proceso hacia la emancipación. El concepto es ilustrativo para explicar lo que hicieron los integrantes del movimiento chileno, al negarse a ser eliminados de la vida (pública) y al sostener la esperanza de un futuro mejor. Saavedra dice entonces que percibe balbuceos esperanzadores en el movimiento estudiantil, en “el surgimiento de un bien común, que se hace posible gracias a un panorama comunicativo basado en conversación, diálogo y resolución en una situación de igualdad”. No obstante, las entrevistas también dejan ver los límites de ese grito de esperanza, en buena medida alimentada por el optimismo tecnológico de internet y que ha sido causa también de su desencanto. Se trata de una frustración que tiene que ver con la infraestructura tecnológica y que facilita la fragmentación de una colectividad que se parte en “guetos” de identidad; y además, siguiendo la advertencia de Paulo Freire, con el siempre persistente modelo de relación entre el oprimido y el opresor. Esta dinámica es la que habría llevado al movimiento estudiantil a hacerse cada vez más seccionado, más sectario.

Al estudiar ese grito primario y entrecortado del movimiento estudiantil chileno, el aporte teórico de “The Media Commons and Social Movements” se presenta en tres dimensiones: primero, como una potente argumentación del derecho a tener voz y cómo repensar “los comunes” desde los medios de comunicación; segundo, por el análisis de la brecha entre las promesas de una opinión publica robusta y la situación de exclusión que ha permeado en las democracias (neo)liberales de los últimos 30 años; y tercero, con la exploración de cómo podría ser ese acceso común a los medios. Y es en ese último punto que Saavedra propone la idea de ir más allá de la representación de la política institucional, para moverse hacia una reapropiación de los espacios y de la mediatización de las vidas diarias, de la cultura, de lo común; es decir, hacia una representación de la realidad más democrática. Se trata entonces de la disrupción del espacio y del tiempo, para usar el lenguaje de Natalie Fenton, o la idea de la alteración del terreno del poder, la que atraviesa el libro de Saavedra.


Rubén Irving Huerta
Investigador en la Universidad de Goldsmiths
Londres, Reino Unido