Humanist education of professionals in communication, journalism and information
Treinamento humanista de profissionais em comunicação, jornalismo e informação
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Yadán Crecencio GALAÑENA LEÓN
Empresa Nacional de Investigaciones Aplicadas Cuba / yadan@gmx.es
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Chasqui. Revista Latinoamericana de Comunicación
N.º 141, agosto - noviembre 2019 (Sección Ensayo, pp. 319-332)
ISSN 1390-1079 / e-ISSN 1390-924X
Ecuador: CIESPAL
Recibido: 25-10-2017 / Aprobado: 16-11-2019
Resumen
La investigación describe el papel de las asignaturas lingüísticas en la formación humanista de los profesionales de la información. En el análisis del encargo social y las exigencias profesionales de los estudiantes de Periodismo, Comunicación Social y Ciencias de la Información se pone de manifiesto la necesidad de incentivar el estudio de la lengua, toda vez que el lenguaje deviene instrumento fundamental para promover el diálogo intercultural como garantía de efectividad de las prácticas comunicativas. En el contexto contemporáneo, donde se exigen profesionales de la comunicación cada vez más competentes, cobra relevancia la inclusión de las asignaturas lingüísticas en los planes de estudio de aquellos profesionales a quienes la sociedad demanda que produzcan, gestionen y divulguen información y comunicación pública.
Palabras clave: pcomunicación; periodismo; ciencias de la información; formación académica; asignaturas de corte lingüístico
Abstract
The research describes the role of linguistic subjects in the humanistic education of information professionals. In the analysis of the social order and the professional demands of the students of Journalism, Social Communication and Information Sciences, the need to encourage the study of language becomes evident, since language becomes a fundamental instrument to promote intercultural dialogue as a guarantee of effectiveness of communicative practices. In the contemporary context, where more and more competent communication professionals are required, it is important to include linguistic subjects in the curricula of those professionals whom society demands to produce, manage and disseminate information and public communication.
Keywords: communication; journalism; information science; academic training; subjects of linguistic cut
Resumo
A pesquisa descreve o papel dos assuntos linguísticos no treinamento humanista de profissionais da informação. Na análise da ordem social e das exigências profissionais dos estudantes de Jornalismo, Comunicação Social e Ciências da Informação, torna-se evidente a necessidade de encorajar o estudo da linguagem, uma vez que a linguagem se torna um instrumento fundamental para promover o diálogo intercultural como garantia da eficácia das práticas comunicativas. No contexto contemporâneo, onde são necessários profissionais de comunicação cada vez mais competentes, é importante incluir disciplinas linguísticas nos currículos dos profissionais que a sociedade exige para produzir, gerenciar e divulgar informações e comunicação pública.
Palavras-chave: comunicação; jornalismo; ciência da informação; formação acadêmica; assuntos de corte linguístico
En la actualidad, cobra relevancia el estudio de los discursos que se originan desde la interacción social (Van Dijk, 2003), puesto que los procesos que se gestan como resultado de la movilidad social contemporánea están condicionados por las relaciones humanas y el rol que, en este sentido, juega la comunicación (Van Dijk, 1998).
No en vano se afirma que la eficacia de los discursos mediáticos y los flujos de información en general está mediada por la competencia lingüística de los profesionales de la comunicación y la información que, a diario, producen y gestionan comunicación pública (Brown y Levinson, 2013). De ahí la importancia de promover la formación humanística de periodistas, comunicadores sociales y otros profesionales vinculados al manejo de la información pública (Haber Guerra, 2007), no solo en función de elevar su cultura general integral, sino también para potenciar el dominio del lenguaje como herramienta básica de sus prácticas laborales.
Con la implementación en septiembre de 2008 del Plan de Estudios D de las carreras de Periodismo, Comunicación Social y Ciencias de la Información en Cuba, se enfatiza el papel de las asignaturas de corte lingüístico en la formación de los estudiantes de estas carreras y se mantiene la disciplina «Estudios de la Lengua Española» como parte del currículo base (Ministerio de Educación Superior, 2008a, 2008b, 2008c)1 .
Sin embargo, la propuesta del Plan de Estudio E de estas carreras en Cuba elimina la disciplina «Estudios de la Lengua Española» y suma las asignaturas de corte lingüístico a otras disciplinas de las especialidades de dichas carreras (Ministerio de Educación Superior, 2017a, 2017b, 2017c), en pos de reforzar la idea de que los profesionales de la comunicación y la información deben usar la lengua con corrección y elegancia durante la producción y emisión de los discursos. Así, se intenta vincular la enseñanza de la lengua a las técnicas de redacción y comunicación oral que deben aprender los profesionales del periodismo, la comunicación social y la información, pero… ¿se logrará ese propósito?
Precisamente, el macro-objetivo de este trabajo resulta: describir, desde una perspectiva académico-profesional, el papel de las asignaturas de corte lingüístico en la formación humanista y académica de los profesionales de la comunicación, el periodismo y la información.
Para comprender la importancia que debe otorgársele a la formación humanista de los estudiantes de periodismo, comunicación social y ciencias de la información, sobre todo en función de garantizar altos estándares en materia de competencia lingüística, la presente investigación utiliza una propuesta teórica interdisciplinar que comprende las competencias profesionales, desde la sociología de los emisores (Wolf, 2005), y la relación simbiótica y dialéctica que existe entre los campos académico y profesional, desde la pedagogía (Fuentes Navarro, 2000).
Según Bourdieu (1975; 1990), el campo científico constituye un sistema de relaciones objetivas entre posiciones adquiridas; es el lugar de una lucha competitiva por el monopolio de la autoridad científica, o “si se quiere, es el monopolio de la competencia científica, comprendida como capacidad de hablar y de actuar legítimamente, es decir, de manera autorizada y con la autoridad que es socialmente otorgada a un agente determinado” (Vassallo de Lopes y Fuente, 2001, p. 45).
Esa legitimidad es, por lo tanto, reconocida dentro de una sociedad por los otros, en la medida en que crecen los recursos científicos y, de forma sucesiva, la autonomía del campo. El concepto de Bourdieu facilita la identificación de los aspectos concernientes a los actores que lo conforman y sus relaciones en las actividades investigativas.
En tal sentido, es importante destacar el fundamento sociológico que sustenta la perspectiva de Vassallo de Lopes (1999) respecto al campo académico de la Comunicación partir de la influencia de tres grandes contextos: el contexto institucional (que envuelve los mecanismos que median la relación entre las variables sociológicas globales y el discurso científico, y que se constituyen en mecanismos organizativos de distribución de recursos y poder dentro de una comunidad científica), el contexto social o histórico-cultural (donde residen las variables sociológicas que inciden sobre la producción científica, con particular interés por los modos de inserción de la ciencia y de la comunidad científica dentro de un país o en el ámbito internacional), y el contexto discursivo (en el cual pueden ser identificados paradigmas, modelos, instrumentos, temáticas que circulan en determinado campo científico).
Raúl Fuentes Navarro (1997) ofrece otra perspectiva del concepto de campo académico de la comunicación, al definirlo como “un espacio sociocultural específico, en el cual concurren actores sociales sujetos a las determinaciones y condicionamientos que definen su identidad y sus funciones sociales desde marcos mucho más amplios que los académicos por una parte y los comunicativos por la otra”.
Desde esta visión se pueden identificar tres subcampos: el científico, relacionado con las prácticas de producción de conocimiento, “pues la investigación académica tiene la finalidad de producir conocimiento teórico y aplicado” por medio de la construcción de objetos, metodologías y teorías; el educativo, que se define “por prácticas de reproducción de ese conocimiento”, es decir, mediante la enseñanza universitaria de materias relacionadas con la comunicación; y el profesional, caracterizado por “prácticas de aplicación del conocimiento” y que promueve vínculos variados con el mercado de trabajo” (Vassallo de Lopes y Fuentes, 2001).
En la propia estructuración del campo académico de la comunicación, mucho ha influido el quehacer investigativo desarrollado en su interior. Siguiendo a Fuentes Navarro (1980), el conocimiento científico se sustenta, en gran medida, gracias a la “delimitación del campo de estudio” y a la “verificación de postulados hipotéticos” a través de la investigación científica. La función del investigador radica, por tanto, en formular y responder nuevas preguntas a partir de los conocimientos ya aprehendidos.
Por su parte, Jesús Galindo Cáceres (2011), alude al campo profesional como la puesta en práctica de las habilidades aprendidas y aprehendidas durante la formación académica; o sea, como materialización de una cultura organizacional donde cobran vital importancia las competencias profesionales; en el caso que nos ocupa: las competencias lingüísticas de los profesionales del periodismo, la comunicación y la información.
De ahí que sea imprescindible revisar el estado actual de dichas competencias e indagar en sus condicionantes académico-formativas; aunque como diría Miguel Bonasso, “el mejor profesional no es el que acumula un vasto historial académico, sino el que sabe dar la mejor respuesta a las propias demandas que conlleva el ejercicio de su profesión. No somos profesionales porque cobramos. Somos profesionales porque actuamos con profesionalidad”. No obstante, ni siquiera quienes proscriben la academia pueden negar el rol de las instituciones de nivel superior en la formación de cualquier profesional.
En consecuencia con estos postulados, el presente estudio asume las metodologías propias del análisis de contenido de Luis Álvarez Álvarez y Gaspar Barreto Arguilagos (2006) para citar ejemplos concretos de las incorrecciones lingüísticas que aún adolecen los discursos mediáticos cubanos, el método bibliográfico-documental (Alonso y Saladrigas, 2000) para sistematizar los lineamientos que, en materia de formación lingüística, tienen los planes de estudio D y E de las carreras de Periodismo, Comunicación Social y Ciencias de la Información del Ministerio de Educación Superior (MES) en Cuba, y como técnicas la encuesta y la entrevista semiestructurada, para registrar la opinión de estudiantes, profesores y profesionales en ejercicio de las carreras en cuestión.
Dentro de las variedades lingüísticas que se pueden encontrar, el lenguaje de los medios de comunicación, especialmente el periodístico, funciona como modelo o estándar del uso correcto de la lengua escrita (Pérez Parejo, Guerrero Serrano, y Ríos, 2010). De hecho, tanto la Nueva Gramática de la Lengua Española (RAE y ASALE, 2009) como la Nueva Ortografía de la Lengua Española (RAE y ASALE, 2010) contienen fragmentos de las publicaciones periódicas de los países de habla hispana a modo de ejemplos del correcto uso de la lengua.
No obstante, la realidad indica que todavía en la prensa siguen sucediéndose una seria de incorrecciones lingüísticas que, aunque muchos periodistas intentan justificar con la premura editorial y la vorágine de las rutinas productivas, dejan entredicho la calidad de los productos comunicativos y la profesionalidad de sus emisores.
En los medios cubanos2 de hoy día, específicamente, pueden encontrarse muchas muestras de este tipo de errores. A continuación se exponen los más recurrentes durante el primer semestre de 2017. Resulta un hecho común la mala utilización del verbo haber. El verbo haber es impersonal y en muchas ocasiones se utiliza de forma incorrecta, tanto por periodistas como por el resto de los comunicadores: “En la presentación hubieron [sic] varios ardides que salvaron la puesta en escena” (Noticiero cultural, marzo de 2017); “Seguro, seguro habíamos [sic] más de 25 periodistas que no sabíamos qué preguntar” (Juventud Rebelde, abril de 2017).
Se da el caso de que, a pesar de tener instancias superiores que cuestionan y revisan el trabajo del comunicador, “en muchas ocasiones, por el carácter inmediato de la información y la rapidez que requiere determinada noticia, no se comprueba si realmente existe buena ortografía” (Periodista de Vanguardia, comunicación personal, 16 de junio de 2017). “Esto ciertamente afea el mensaje, lo distorsiona y hace que pierda credibilidad. Repercute directamente en el prestigio del periodista como profesional” (Profesor universitario del Departamento de Ciencias de la Información, UCLV, comunicación personal, 23 de febrero de 2017).
Existe otra falta que es bastante común observarla en los medios de comunicación cubanos y que provoca todos estos perjuicios anteriormente expuestos. Se trata de la confusión de la palabra yendo con llendo: “Viniendo el profesor y llendo [sic] el alumno, pocas veces se encontraron” (Vanguardia, enero de 2017); “Llendo [sic] hacia el central, a toda máquina, colapsó” (Granma, junio de 2017).
No hablamos aquí de dos palabras cuya grafía se confunda o se parezca, sino que la forma llendo, sorprendentemente frecuente, no existe. Tal vez por influencia del verbo llegar, hay una gran tendencia a escribirla, pero debemos recordar que el gerundio del verbo ir es, siempre, yendo, escrito con y griega (Jiménez Serrano, 2013).
“Un cambio tan pequeño como este puede ocasionar que, si el lector domina la norma se decepcione e inmediatamente abandone la lectura; fracasando así el periodista en su tarea de comunicar” (Profesor universitario del Departamento de Comunicación Social, UCLV, comunicación personal, 26 de enero de 2017). O peor aún, que “el oyente se haga la idea de que está bien expresada la palabra, pues el periodista es símbolo del buen decir, y la vaya divulgando como si así fuese” (Periodista del semanario Cinco de Septiembre, comunicación personal, 11 de mayo de 2017). Entonces, se determinaría al periodista como violador de su cometido de preservar la norma lingüística. Eso es algo que se debe evitar.
Hay un adverbio que genera mucha confusión en la prensa cuando es empleado, “sobre todo en prensa cubana, donde se emplea bastante, y la mayoría de las veces se utiliza mal” (Comunicador Social, comunicación personal, 16 de marzo de 2017). El adverbio o locución adverbial en cuestión de vez en cuando: “Siempre esperaba lo mismo aunque solo sucedía de cuando en vez [sic]” (Trabajadores, abril de 2017).
El Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia, consigna el modo adverbial de vez en cuando, equivalente a de cuando en cuando, o sea, algunas veces. De las formas de vez en vez y de cuando en vez: cero, son incorrectas ambas (Zacarías Tallet, 1985, p. 57).
El error que se trata a continuación “constituye quizás el más común de los errores en la prensa cubana. Y está en poner con letra inicial mayúsculas los meses del año. Puede estar dado quizás por el desconocimiento de la norma ortográfica” (Profesor universitario del Departa de Periodismo, UCLV, comunicación personal, 9 de marzo de 2017), pero lo cierto es que es uno de los más habituales en los medios de comunicación: “Se había dicho que durante el último trimestre del período (Abril, Mayo, Junio) [sic], se debía completar el 75 % de la obra” (Escambray, abril de 2017).
Salvo que la mayúscula venga exigida por la puntuación (a comienzo de texto o después de punto), los nombres de los días de la semana, de los meses y de las estaciones del año se escriben en español con minúscula inicial (RAE y ASALE, 2010).
Reiterando una vez más lo que podría también considerarse como uno de los errores más comunes en los medios cubanos está la última sílaba de los verbos conjugados en primera persona del plural, es decir, nosotros. Esta también es una falta de ortografía grave que se debe evitar siempre por todo comunicador. Ejemplo incorrecto: “Muchachos, respetémosno [sic]” (Mesa Redonda, febrero de 2017) o “A comportarse, comportemosnos [sic]” (Buenos Días, enero de 2017). Sería correcto: Muchachos, respetémonos y comportémonos, respectivamente. La regla es válida para todos los verbos conjugados de esta manera. Otros ejemplos incorrectos: “Ahora llevémosnos [sic] la gloria para el pueblo” (Noticiero Estelar, junio de 2017) (corresponde llevémonos), “Bueno, cocinémosnos [sic] del calor; ¿qué se va a hacer?” (Noticiero del Mediodía, junio de 2017) (es cocinémonos), “Así que fuiste [sic], vinistes [sic] y nunca me avisastes [sic]” (Buenos días, enero de 2017) (fuiste, viniste, avisaste).
Evidentemente, estas no son, ni mucho menos, todas las incorrecciones ortográficas que se cometen en los medios de comunicación diariamente. Sin embargo, aquí están plasmadas muchas de las faltas que comúnmente aparecen en los medios cubanos. No obstante, esta pequeña representación de los errores lingüísticos que cometen en los medios de comunicación, sirve para comprender el cuidado que, en materia de corrección idiomática, se debe tener a la hora de comunicar.
Una revisión preliminar y sencilla de los Planes de Estudio D y E de las carreras de periodismo, comunicación social y ciencias de la información del Ministerio de Educación Superior (MES) en Cuba, evidencia que la propuesta del Plan de Estudio E reduce considerablemente, junto con otras muchas, las asignaturas de corte lingüístico.
Aunque resulta novedoso y efectivo el hecho de eliminar (de la malla curricular de los respectivos planes de estudios) como disciplina independiente a «Estudio de la Lengua Española», para incluir las asignaturas que integraban esa disciplina en otras disciplinas de las especialidades de cada una de las carreras; con la reducción del número de asignaturas y horas no sucede igual (Jefe de Departamento Periodismo, UCLV, Comunicación Personal, 15 de junio de 2017).
Si el sondeo que se realizó a varios medios de prensa cubanos, y las encuestas y entrevistas realizadas a estudiantes y profesionales en ejercicio de las carreras de periodismo, comunicación social y ciencias de la información, arrojaron que los profesionales de la comunicación y la información en Cuba aún tienen muchas carencias en materia de corrección lingüística, parece necesario potenciar el uso debido del idioma incluso desde los planes de estudio.
A partir de las encuestas realizadas en la UCLV, se comprobó que el 67.7 % de los estudiantes de periodismo, el 89.6 % de los estudiantes de Comunicación Social y el 94.9 % de los estudiantes de Ciencias de la Información tienen un dominio entre regular y mal de la ortografía, la gramática y la redacción; mientras que de las encuestas realizadas a los profesionales en ejercicio de las provincias del centro de Cuba arrojaron que el 59.4 % de los periodistas, el 75.2 % de los graduados de ciencias de la información y el 86.4 % de los comunicadores sociales tienen un dominio entre regular y malo de la ortografía, la gramática y la redacción.
De ahí que la reducción de asignaturas de corte lingüístico y sus horas clase no parezca contribuir a la formación humanista, sino todo lo contrario. Para ello, se tomará como ejemplo el Plan de Estudio de periodismo, que es el menos afectado en cuanto a la reducción de las asignaturas de corte lingüístico.
Tabla 1. Diferencias entre los planes de estudio C, D y E de la carrera de periodismo
De forma muy similar sucede con los planes de estudio C, D y E de las carreras de Comunicación Social y Ciencias de la Información, donde las asignaturas de corte lingüístico han sido mucho más discriminadas tanto en la reducción de asignaturas de este tipo como en la reducción del fondo de tiempo.
De manera general, se aprecia que el Plan de Estudio D de las carreras de periodismo, comunicación social y ciencias de la información en cuanto a la merecida atención que deben tener las asignaturas de corte lingüístico en estas especialidades, resulta superior al Plan de Estudios E, aunque debe reconocerse que este último supera al primero en la interrelación que el E propone lograr entre las asignaturas de corte lingüístico y las de las respectivas especialidades, puesto que, incluso desde el enfoque epistemológico, esa es la idea más acertada: el dominio de la lengua y la corrección lingüística no deben ser cosas que se estudien y se practiquen de forma aislada a la producción y emisión de comunicación, sino que deben asumirse de manera integrada; a la vez que se gestiona y realiza la comunicación se debe procurar el uso correcto del idioma.
“El problema no está tanto en formalización de las asignaturas de lengua en los planes de estudio, sino en la manera que se enseña en las universidades” (Estudiante de Ciencias de la Información, UCLV, comunicación personal, 11 de mayo de 2017). “Muchas veces se enseña la gramática y la redacción por profesores que no son periodistas o comunicadores, que son lingüistas, y las enseñan de manera que no se puede aprovechar mucho en el ejercicio profesional” (Estudiante de periodismo, UCLV, comunicación personal, 19 de enero de 2017).
Indiscutiblemente a los estudiantes de la rama de la información hay que enseñarles a manejar el idioma con certeza, y la solución quizás no esté en convertirnos en filólogos, sino en exigirnos ser competentes también en materia de uso de la lengua desde cada una de las diferentes asignaturas que nos imparten, sean de lingüística o no (Estudiante de Comunicación Social, UCLV, comunicación personal, 16 de febrero de 2017).
Sin dudas, cada vez se vuelve más apremiante la enseñanza de la lengua en las carreras afines a la comunicación, sobre todo porque no estamos en aquellos tiempos en que quienes ejercían el papel de comunicadores eran ilustrados escritores e intelectuales, sino que en la actualidad la comunicación ha resultado ser un campo profesional donde incursionan personas de muy diversa índole en materia formativa y profesional.
La disciplina «Estudio de la Lengua Española» que generalmente comprende asignaturas dedicadas a la gramática española y la redacción, la composición y el análisis de textos es una disciplina con larga tradición dentro de los estudios de periodismo, comunicación social y ciencias de la información por la importancia que tiene para estas profesiones el dominio de la lengua materna y su traducción en una expresión oral y escrita elegante, natural y fluida.
“La lengua se revela medio idóneo para lograr una visión adecuada del desarrollo histórico de la sociedad y de su cultura y también como contribución al estudio más completo de su literatura” (Ministerio de Educación Superior, 2008a, p. 47).
Así, la competencia lingüística de los estudiantes de periodismo, comunicación social y ciencias de la información debe garantizar la concepción científica del mundo como contribución del estudio de la lengua en tanto “sistema de estructuras y jerarquías, en sus interconexiones, así como el análisis de la relación del fenómeno lingüístico con otros fenómenos sociales” (Ministerio de Educación Superior, 2008c, p. 48).
No en vano, los planes de estudio de estas carreras aún vigentes en Cuba coinciden en señalar que los estudiantes de estas espacialidades deben:
a) adquirir un conjunto de conocimientos, hábitos y habilidades en cuanto a la lengua materna que les posibiliten analizar las tareas que, a este respecto, exige el desarrollo científico-técnico cultural y una responsable práctica profesional.
b) desarrollar sus convicciones en torno al lugar de la lenguas española en la sociedad con otras ramas del saber.
c) consolidar sus conocimientos sobre la lengua española y utilizarlos, reflexiva y adecuadamente, en su expresión oral y escrita, de acuerdo con las peculiaridades del discurso.
Lo que se publica en un medio de comunicación es lo que las personas fijan como la regla, como norma. Precisamente por eso, los comunicadores deben concientizar su rol social en este sentido, para que así se instruyan y se nutran cada vez más en las transformaciones que va sufriendo la lengua.
Language is a universal means of communication for people to influence and affect each other. As the unique means of saving experience and transferring knowledge, language is the foundation the consistency of which en¬sures successive development of the human society and the state (Kuznetov, s. f., p. 34)
Aunque se afirme el lenguaje como instrumento determinante de la tarea informativa, no se le otorga carácter de herramienta, no se considera un método que se retiene para aprender lo que ya está hecho, sino que se ha de conocer tan profundamente como se pueda para emplearlo enriqueciéndolo y lograr utilizarlo correctamente. “The concrete way in which mass-media renders and reproduces the world mainly depends on both the nature of signs and the combination rules that generate signification” (Irimias, 2011, p. 177).
El empleo correcto de la lengua contribuye a que la comunicación sea eficaz, a que aumente el conocimiento, es decir, a que reduzca la ignorancia, a ampliar el ámbito de la libertad humana. Por eso hay que cuidar y dominar la lengua, los medios expresivos que se aplican para la transmisión de las informaciones (Romano, 2005, párr. 1).
Se quiere que la lengua sirva para entender mejor el mundo y que las personas se entiendan mejor entre ellas, es decir, que ejerza los dos poderes que como lengua posee: uno respecto del mundo (el hablante rebasa su situación momentánea en las dos dimensiones del tiempo y del espacio: el pasado y el futuro están a su alcance por medio del lenguaje), y otro en relación con el interlocutor (permite trasladar a los interlocutores nuestros propios contenidos de conciencia) (Romero Gualda, 1993).
Es por ello que, desde su estancia en la universidad, el profesional de la comunicación y la información debe estar en contacto directo con las normas de la lengua, tanto ortográficas como gramaticales. Desde la universidad perfeccionará la forma de encontrar los secretos y la riqueza del lenguaje, de suma importancia para el uso correcto lenguaje. “Pero es incuestionable que, sin una correcta formación de los periodistas en los ámbitos lingüísticos, la repercusión de los medios sobre los públicos no será buena ni constructiva” (Martínez Albertos, 2005, p. 6).
Sin embargo, el comunicador no solo debe tener un uso correcto e impecable del idioma en la ortografía y la gramática. Se debe saber escoger y utilizar el léxico correcto en cada situación que se da. Es decir, se debe analizar la situación comunicativa para decidir que palabras usar, eso sí, presentándose siempre la coherencia y la correcta ortografía (Franco, 2004).
Los periodistas y los comunicadores en general constituyen hoy patrones lingüísticos dentro de la sociedad, paradigmas del buen decir, lo que indica que las personas siguen la forma de hablar y escribir de los comunicadores; es por ello que profesionales de la comunicación deben tener una elevada competencia lingüística.
I. Las incorrecciones lingüísticas demeritan el trabajo de los profesionales de la comunicación y la información, puesto que empañan su desempeño profesional en tanto agentes socialmente legitimados en la fijación de la norma lingüística. En tal sentido, los medios cubanos aún adolecen estos errores con relativa frecuencia.
II. La atención que le dedica el Plan de Estudios E de las carreras de periodismo, comunicación social y ciencias de la información a las asignaturas de corte lingüístico resulta insuficiente, en tanto reduce la cantidad de estas asignaturas y su total de horas clase (respecto al plan D, donde aún era insuficiente).
III. En el análisis del encargo social y las exigencias profesionales de los estudiantes de Periodismo, Comunicación Social y Ciencias de la Información se pone de manifiesto la creciente necesidad de incentivar el estudio de la lengua, toda vez que el lenguaje deviene instrumento fundamental para promover el diálogo intercultural como garante de la efectividad de las prácticas comunicativas a nivel social.
IV. En el contexto mediático contemporáneo, donde se exigen profesionales de la comunicación cada vez más competentes y eficientes, cobra relevancia la inclusión de las asignaturas de corte lingüístico en los planes de estudio de aquellos profesionales a quienes la sociedad demanda que produzcan, gestionen y divulguen información y comunicación pública.
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Notas al pie
1 No obstante, según la jefa de la disciplina Estudios de la Lengua Española de la carrera de Periodismo de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV) (comunicación personal, 27 de enero de 2017), debe aclararse que –en la transición del plan de estudios C (1998-2007) al plan de estudios D (2008-2016) de las carreras de Periodismo, Comunicación Social y Ciencias de la Información en Cuba– ya se observaba una ligera disminución de, al menos, 60 horas/clase en las asignaturas de corte lingüístico. Disminución que, como se verá más adelante, se acentúa muchísimo más con el plan de estudios E, implementado en la Universidad de La Habana en septiembre de 2017, y previsto en otras universidades del país (como la UCLV) para septiembre de 2018.
2 Las incorrecciones lingüísticas a las que se hace referencia en este epígrafe corresponden a los periódicos cubanos (versiones impresa y digital) Granma, Juventud Rebelde, Trabajadores, Vanguardia, Escambray y Cinco de Septiembre, así como de espacios del Sistema Informativo de la Televisión Cubana (SITV): Revista Buenos días, Noticiero del Mediodía, Mesa Redonda, Noticiero Estelar, Noticiero Cultural.