El pensamiento comunicacional a través del cine
Autor: Elizabeth GONÇALVES (coordinadora)
Ciudad: Quito
Editorial: Quipus, CIESPAL
Año: 2014
Páginas: 226
ISBN: 978-9978-55-119-6
El pensamiento comunicacional a través del cine
La comunicación constituye un campo de estudio transdisciplinar en el que confluyen diversas líneas de las ciencias sociales, y al mismo tiempo una práctica que desarrolla y utiliza técnicas y formatos diversos. El cine, en este contexto, se erige como un espacio comunicacional que históricamente ha visibilizado y puesto en discusión, desde el plano audiovisual, realidades que nos han enfrentado ante la representación de la propia existencia, la presencia de la otredad, pero, sobre todo, que ha permitido pensar en el mundo y sus procesos, posibilitando la construcción de una memoria colectiva.
En términos comunicacionales, la importancia de la cinematografía radica en su capacidad de reconstruir los procesos sociales, políticos y culturales de los pueblos, mediante el uso del imago, de representar estos fenómenos a través del lente. Pero, debido a que esta composición está mediada por el ojo del cineasta, el papel que este juega en el proceso de construcción de la imagen es, en sí, un discurso sobre los hechos y personajes, una construcción en la que se enfrentan la visibilización y el ocultamiento, un cuestionamiento ante la reproducción, un proceso en el que se juega la construcción misma de la realidad.
Teniendo como eje temático el pensamiento comunicacional a través del cine, en el Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (CIESPAL), se realizó en octubre del 2013 el décimo séptimo Coloquio Internacional de la Escuela Latinoamericana de Comunicación (CELACOM), que recogió los cuestionamientos, debates y reflexiones académicas de investigadores, docentes y estudiantes de la Universidad Metodista de São Paulo, la Cátedra UNESCO/UMESP de Comunicación, conjuntamente con la institución anfitriona.
Este encuentro, cuya iniciativa estuvo enfocada en impulsar el debate y la reflexión, desde la perspectiva comunicacional, en las películas y documentales de origen latinoamericano, dio como resultado el libro memoria titulado al igual que el encuentro El pensamiento comunicacional a través del cine, vigésimo octavo título de la colección Encuentros, que ubica al cine como una posibilidad de construir representaciones a través del relato audiovisual.
El libro cuenta con la participación de académicos procedentes de países como Brasil, Cuba, España, Colombia y Ecuador, y está dividido en cuatro partes: “Visión académica del cine”, “El cine en la agenda cultural de la memoria de América Latina”, “Memoria, producción y distribución”, y un apartado final dedicado a conferencias.
El primer capítulo de esta compilación consta de un solo artículo que se enfoca en el proceso de pensamiento comunicacional latinoamericano en el que se gestó la producción cinematográfica brasileña, en medio de un contexto de producción científica, académica e investigativa. En los dos capítulos posteriores, que reúnen un total de nueve artículos de discusión, el tema central es el cine desde el enfoque de la memoria. En él se sitúa la importancia de la imagen en la construcción de los imaginarios y de las identidades sociales y nacionales, así como la posibilidad creadora de un discurso que reclame el pasado, muchas veces olvidado o encubierto, y lo convierta en historia, una historia capaz de hablarnos de lo que somos y hacemos, es decir, de nuestras realidades como individuos y pueblos.
En este sentido, los textos de este apartado proponen dimensionar el carácter político de los ciudadanos como actores activos en la
construcción misma de la historia, en temas como el papel de los movimientos sociales en los procesos políticos latinoamericanos, en los cuales su presencia, así como la inclusión de su palabra, constituye una construcción alternativa de la memoria histórica y, a la vez, un contra-discurso en sí mismo.
Otro tema de fondo que se aborda en estos textos, en tanto elemento que la cinematografía ha ubicado como objeto de debate desde sus inicios, es el cuestionamiento al poder, mediante temas que evocan una sensibilidad compartida: las huellas de la dictadura en Chile, Argentina y España. Aquí se desentraña la lógica del ejercicio jerárquico e impositivo del poder desde la legitimidad de los aparatos estatales, a través de una reflexión que toma un tinte de sospecha al colocar en tela de duda la existencia de una participación democrática en el ejercicio del poder entre instituciones de Estado y actores sociales. Así, el punto de vista documentado y perennizado en lenguaje fílmico permite extraer para el debate un aspecto bastante evadido de la comunicación: su carácter político.
En temas como este el cine, en palabras de la académica y coordinadora de la publicación, Elizabeth Gonçalves, constituye “una forma de tornarse próximo o de estar distante” (p. 13), ya que funge como un espacio de interpelación al espectador en cuanto a su realidad individual y colectiva, y le invita a reflexionar sobre sus propios procesos. No obstante, debido a que la construcción del discurso audiovisual no está exenta de una carga ideológica de parte de quien lo elabora, también puede funcionar como un espacio de perpetuación del status quo, mediante estrategias políticas de narración direccionadas a instaurar ideas y comportamientos con el objetivo de favorecer determinados intereses.
Por supuesto, este es un papel que el cine no desempeña por sí solo, pues todo texto adquiere su sentido en la mirada personal y en el contexto social, en un tiempo histórico que permite construir, perpetuar y activar una memoria que actúa en complicidad con los imaginarios individuales, pero también masificados, que son determinados por las matrices culturales.
En esta perspectiva, si bien la pieza cinematográfica resulta ser un material sobre el que el autor vuelca una mirada personal del mundo y sus procesos, y cuya perspectiva afecta de diversos modos al espectador, cabe también considerar que el público mira lo que se le presenta desde su propio filtro, es decir, desde una carga como individuo, con todas las acepciones que esto implica, y también desde el papel que juega socialmente. Su experiencia frente a lo que se le muestra viene mediada entonces por su voluntad, o no, de pensar determinado tema, del contexto en el que esta experiencia se adscriba, incluso en el grado de interés o afectación que el tema le produzca.
Lo que resulta innegable en este punto es que el cine lleva consigo la responsabilidad de dimensionar y profundizar los conflictos de los pueblos desde una mirada estética, desde un punto de vista que reclame a su público la necesidad de un cuestionamiento de la historia que le está siendo contada, y que incluso le desafíe a confrontar lo que se cuenta desde su experiencia personal.
Finalmente, en el capítulo con el que concluye este volumen nos encontramos con dos conferencias, la primera sobre la Comunicología de la liberación, propuesta por el pensador boliviano y pionero de la Escuela Crítica Latinoamericana, Luis Ramiro Beltrán, quien en los años 70 cuestionó las teorías de la comunicación dominantes concebidas desde un modelo colonialista de desarrollo, así como la imposición de imaginarios importados sobre las realidades latinoamericanas; y, por otro lado, un análisis de lo que se plantea como “El iluso boom del cine ecuatoriano reciente”, en el que el autor expone sus reflexiones y cuestionamientos sobre las razones por las cuales el aumento de la producción cinematográfica nacional no es proporcional a la acogida por parte del público.
En consecuencia, este libro nos enfrenta ante la dimensión comunicacional del cine en su posibilidad de construir una memoria a partir del dolor y del olvido, de rescatar lo penoso del recuerdo enterrado de un pueblo, de escarbar en busca de las huellas que quedan en sus manos y rostros, de buscar contar el silencio, de convertir en lenguaje aquello que nunca se comunicó, pero también de comunicar de un modo distinto las historias que nos fueron contadas desde el poder. En sus páginas encontramos un espacio para pensar el cine en clave comunicacional, mientras nos enfrentamos a un debate en torno a su posibilidad de construir memoria a partir de un nuevo pensamiento, la oportunidad que nos proporciona de recordar el olvido, escribiendo una historia sobre el silencio.
Adriana GARRIDO