“En cada pueblo un nombre”
Trayectorias, prácticas y saberes de migrantes africanos de la región subsahariana en Argentina.

Orlando Gabriel MORALES
Licenciado y Profesor en Comunicación Social. Docente de la Cátedra Antropología Social y Cultural (Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional deLa Plata) y del Seminario Comunicación Intercultural (Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo). Becario del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Correo: moralesorlandogabriel@gmail.com

Recibido: enero 2014 Aprobado: junio 2014

Resumen
Este artículo se basa en resultados de una aproximación etnográfica a migrantes africanos de la región subsahariana – en su mayoría senegaleses – radicados en las ciudades de La Plata y Buenos Aires (Argentina). En particular, delibero sobre experiencias de circulación migratoria en un espacio transnacional, de inserción en redes sociales y de producción, puesta en juego de saberes específicos atinentes a la situación de migración. En este marco, sostengo que los migrantes deben ser concebidos como agentes con competencias para (re)elaborar concepciones acerca del espacio, la movilidad y la sociabilidad, pese a su condición de vulnerabilidad social.
Palabras clave: Migrantes africanos, transnacionalismo, redes sociales, saber-migrar, territorialidad.

“In every village a name”
Paths, practices and knowledge of African migrants from the Sub-Saharan region in Argentina

Abstract
This article is based on results of an ethnographic approach to sub-Saharan African migrants – where most Senegalese – living in the cities of La Plata and Buenos Aires (Argentina). It presents reflections on experiences of transnational migratory circulation, social networking integration, and production and execution of specific knowledge on the situation of migration. In this context, I argue that migrants should be conceived as agents with competencies to develop and rework the conceptions of space, mobility and sociability, despite their social vulnerability.
Keywords: African migrants, transnationalism, social networks, know-to migrate, territoriality.

“Em cada vila, um nome”
Trajetórias, práticas e conhecimento dos migrantes africanos da região sub-saariana, na Argentina
.

Resumo
Este artigo é baseado em resultados de uma abordagem etnográfica de migrantes da África Subsaariana – especialmente Senegal – com sede nas cidades de La Plata e Buenos Aires (Argentina). Ele apresenta reflexões sobre experiências de migração transnacional, integração de redes sociais, produção e execução de conhecimento específico sobre a situação da migração. Neste contexto, defendo que os migrantes devem ser pensados como agentes que têm competência para desenvolver e reformular concepções de espaço, mobilidade e sociabilidade, apesar de sua vulnerabilidade social.
Palavras-chave: Imigrantes africanos, transnacionalismo, redes sociais, sabe-migrar territorialidade.

Introducción

Este trabajo surge de una investigación que incluye una aproximación etnográfica a un grupo de migrantes africanos de la región subsahariana, en su mayoría senegaleses, arribados a Argentina en las últimas dos décadas, a la que referimos aquí puntualmente1.

Sobre el grupo de migrantes cabe señalar que, a modo de interlocutores principales, fueron diez personas -ocho varones y dos mujeres- de Senegal (8), Togo (1) y Nigeria (1), aunque mantuve conversaciones ocasionales con alrededor de diez migrantes más, la mayoría de nacionalidad senegalesa2.

Cabe señalar también que mi aproximación etnográfica a los migrantes – y a personas de la sociedad argentina en contacto con ellos – implicó observar, acompañar y participar con cierta sistematicidad en su vida cotidiana; y que fue concebida en términos de una práctica antropológica reflexiva (Ghasarian, 2008; Guber, 2001; Rosaldo, 2000).

En ese marco, me propuse un examen sistemático de mi reflexividad en tanto investigador (con una perspectiva teórica, interlocutores académicos, habitus disciplinarios y algún grado de epistemocentrismo) y de las reflexividades de la población en estudio (Guber, 2001).

Asimismo, concebí la alteridad antropológica en el seno de situaciones donde articulan presencias culturales heterogéneas y circula el sentido más allá de comunidades demarcadas, cerradas y autónomas, tal como fueron concebidas en otro contexto histórico (García Canclini, 1993). En tanto que mi descripción etnográfica constituye un ejercicio de producción/creación de actores situados y en una coyuntura histórica específica.

En particular, en este artículo, busco contribuir al conocimiento de trayectorias, prácticas y saberes de los migrantes en cuestión, especialmente en torno al territorio. Por eso, en el escrito me centro en sus experiencias de circulación migratoria en un espacio transnacional, de inserción en las redes sociales de migrantes y de producción y puesta en juego de saberes específicos respecto de la situación de migración3.

Previamente a tratar esos asuntos, contextualizo tales fenómenos sociales en el marco de las nuevas tendencias migratorias extracontinentales en África y en el escenario global de la movilidad humana asociada a la desigualdad económica internacional.

Al respecto, en mi perspectiva de análisis sostengo que -tanto en el ámbito local como en Occidente, en general- hay lecturas sobre el contexto de emigración africana, registrables en el discurso mediático, político y académico, que ostentan una dimensión ideológica y política que debe ser evaluada en forma crítica.

Incluso, como señala Kleidermacher (2011), algunos autores – María Elena Álvarez Acosta, Jesús Contreras Granguillhome, Daniel Toledo Beltrán, Mbuyi Kabunda Badi, por nombrar algunos – acusan sesgos racistas, eurocéntricos y colonialistas en los análisis sobre la realidad económica, social y política de África y de los países de este continente.

En concordancia con tales planteamientos, pienso que hay que ser precavido de actitudes analíticas que aún con buenas intenciones describen el continente africano como un espacio devastado y a las sociedades africanas como organizaciones infructuosas.

Asimismo, se debiera tener precaución respecto de conceptualizaciones que, en correlación con las actitudes mencionadas, conciben a las experiencias de movilidad de los migrantes africanos bajo la premisa de las “migraciones desesperadas” (Blanco, 2009)4.

Sin desconocer las condiciones de desigualdad y las situaciones de vulnerabilidad social de los migrantes, parto de la premisa de que son agentes con competencia para asumir proyectos migratorios complejos que implican, más allá de sus propósitos conscientes, (re)elaborar concepciones propias acerca del espacio, la movilidad y la sociabilidad.

En tal sentido, una parte del título de este artículo se vincula estrictamente con la perspectiva que sostengo más que con el contenido, pues la referencia “en cada pueblo un nombre” -expresada por uno de mis interlocutores, llamado Modou, para justificar ante mí la diversidad de apodos que le conocí según los distintos interlocutores con quienes se cruzaba en sus itinerarios cotidianos por la ciudad- sugiere dos cuestiones a considerar.

Por un lado, el carácter contingente de la identificación del migrante en relación con la movilidad; por otro, la necesidad -para el analista- de indagar las prácticas no desde marcos teórico-metodológicos absolutamente fijados, cerrados, predeterminados, sino asumiendo la flexibilidad, el cambio y la situacionalidad como elementos presentes en las trayectorias, experiencias y cosmovisión de los sujetos de la migración.

En el mismo orden de ideas, la indicación “N’être pas identifiable est la clé du succès!!!”5 (“No ser identificado es la clave del éxito!!!”)6, correspondiente a un instructivo de acceso público en Internet dirigido a migrantes africanos que estén dispuestos a navegar en piraguas7 para acceder de manera irregular al territorio europeo, se sustenta en una premisa -no explícita- con la que acuerdo.

Me refiero a la idea de que el migrante es un sujeto activo que aúnaun en situaciones humanas extremas puede prever los acontecimientos, posicionarse estratégicamente, reconocer los intersticios institucionales y desafiar las barreras físicas y simbólicas para alcanzar sus objetivos. Tal es el punto de partida para comprender mejor lo que en adelante desarrollo.

Precisiones acerca de la migración subsahariana hacia Argentina

Considero que las migraciones de las poblaciones africanas a las que refiero son parte de su historia social. Incluso, Sow (2005, p. 1) plantea que éstas continúan “ancladas en las tradiciones étnicas de algunos pueblos”.

Con algún grado de relación con ese fenómeno, actualmente la mayor migración en África es intrarregional. Así lo expresa la Organización Internacional para las Migraciones (2011, p. 68):

A pesar de una percepción generalizada en los medios de comunicación en el sentido de que Europa corre el riesgo de verse invadida por una corriente de migrantes de África, el porcentaje de africanos que emigra al extranjero sigue siendo relativamente modesto (…) Alrededor de dos terceras partes de los migrantes del África Subsahariana se trasladan a otros países de la región. Solamente el 4% del total de los migrantes que viven en los países de la OCDE [Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos] son originarios del África Subsahariana (…) En 2010, el 64% de la migración subsahariana era de carácter intrarregional y laboral, y se dirigía principalmente a países como Burkina Faso, Kenya y Sudáfrica.

A pesar de estos datos, es cierto que actualmente la migración africana extracontinental muestra nuevas tendencias. Por ejemplo, en la diversificación de las trayectorias migratorias. De modo que “tanto en el interior del continente como en el exterior, algunos países que no estaban en la mirada de los emigrantes africanos han aparecido como destinos importantes” (Sow, 2005, p. 4).

Las emigraciones, en general, y las migraciones extracontinentales (fundamentalmente hacia Europa), en particular, tienen vinculación con la situación económica, política y social de África y los países de este continente.

Tal situación debe entenderse, siguiendo a Tablada y otros (2007), no como resultado de una falta de integración de África al sistema capitalista global sino por la forma en que esa incorporación se ha llevado a cabo y se sostiene hasta la actualidad. Esto es: concibiendo a este continente como periferia de la globalización y de modo de asegurar el dominio geoestratégico de los Estados del centro, en una relación neocolonial.

Paralelamente a la situación crítica en materia económica y asociado con la misma, con excepción de algunos países del sur del continente, el territorio africano registra múltiples situaciones de conflicto, así como problemas sociales y políticos.

Algunos de los países emisores de los migrantes que recientemente han arribado a Argentina, muchos de ellos como solicitantes de refugio, presentan un escenario social definido por Robert en términos de “tendencia delicuescente”.

Si bien la mayoría de los países de África Occidental viven en paz, los focos de crisis latente son muchos y rebosantes de potenciales desestabilizaciones: la región senegalesa de Casamance, limítrofe con Gambia y Guinea Bissau, sufre regularmente de explosiones de violencia separatista (secuestros, atentados); en el delta del Níger, bandas armadas extorsionan a empresas y sabotean las instalaciones petroleras de Nigeria, con repercusiones en Camerún, Togo y Benín; en los países de la Unión del Río Mano (Costa de Marfil, Liberia y Sierra Leona), los conflictos recientes han dejado sus huellas. La región saharo-saheliana, por su parte, es el campo de acción de movimientos criminales, de grupos islamistas radicales y de reivindicaciones tuaregs que crean una división de hecho de Malí (Robert, 2012, p. 27).

Estas problemáticas son sólo algunas de las existentes en las sociedades de emigración y registradas en la información de prensa8 y en la bibliografía académica especializada (entre ellas el SIDA, la corrupción, el tráfico de inmigrantes y armas).

En particular, las dificultades económicas y los conflictos armados son los tópicos más citados en términos de causas que justifican la emigración por parte de los migrantes con los que he tenido contacto durante mi investigación; y también por la bibliografía relativa a la migración africana de la región subsahariana reciente en la sociedad argentina (Agnelli & Kleidermacher, 2009; Agnelli & Zubrzycki, 2009; Bidaseca et al., 2010; Maffia, 2011a, 2011b; Zubrzycki, 2011).

En el orden de los datos de movilidad humana, los reportes de agencias internacionales revelan un incremento del flujo de migrantes y refugiados extracontinentales hacia las Américas y especialmente la región de América Latina9 proveniente de una diversidad de países africanos.

En Argentina, según el último Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas (INDEC, 2010), radican 2.738 personas procedentes de países africanos10. Esta cuantificación incluye a ciudadanos de países de todas las regiones de África -es decir, no sólo subsaharianos- y representa un crecimiento de casi el 50 por ciento respecto de los registros del censo del año 2001.

En efecto, desde mediados de la década de 1990 hasta la primera mitad de la década de 2000, arribó una corriente de migrantes africanos de la región subsahariana que incluye procedencias de países tales como Senegal, Costa de Marfil, Malí, Nigeria, Guinea, Ghana, Togo, Sierra Leona, Liberia, Gambia y Camerún.

En los últimos años, sin embargo, esta corriente ha mermado y el contingente poblacional de migrantes de países africanos es, en términos cuantitativos, muy pequeño en comparación con otros colectivos extranjeros11.

En este marco, mi abordaje etnográfico a la migración africana reciente en Argentina, iniciado en el año 2008 por medio de la realización de un documental fotográfico12, involucró una comunicación prolongada con interlocutores migrantes diversos. Fundamentalmente, hice las observaciones en sus lugares de trabajo y los acompañé en itinerarios cotidianos por la ciudad. También participé en sus dinámicas de interacción con personas de la sociedad porteña -de Buenos Aires- y platense, en función de objetivos específicos de mi investigación.

Consideraciones acerca de trayectorias, prácticas y saberes

En la tarea de pensar la relación entre circulación migratoria y territorio, comparto con otros autores (Alioua, 2008; De Tapia, 2006; Sayad, 2010; Suárez Navaz, 2008) la premisa de que la migración internacional de personas implica entornos y dinámicas sociales complejas que en la actualidad deben ser analizados desde una perspectiva que asuma de manera reflexiva las críticas al nacionalismo epistemológico y metodológico de los estudios migratorios clásicos.

Según Wimmer y GlickSchiller (2002), el nacionalismo metodológico se entiende como la suposición de que la ecuación nación/estado/sociedad es la forma social y política natural del mundo moderno.

En cambio, para superar ese postulado, estos mismos autores –véase también Levitt y GlickSchiller (2004) y GlickSchiller (2009)– invitan a revisar las suposiciones básicas acerca de las instituciones sociales como la familia, la ciudadanía y el Estado-nación.

En este sentido, la perspectiva transnacional permite abordar una migración en la que los actores multiplican conexiones, materiales y simbólicas, con la capacidad de ubicarse simultáneamente en distintos territorios y pertenecer a redes que no están por completo sujetas a fronteras geográficas, políticas o culturales.

De acuerdo con esta línea de pensamiento, mi mirada antropológica de la migración africana se dispone a comprender la movilidad migratoria no como un desplazamiento en un sentido único y definitivo sino como un sistema de circulación que (re)configura la relación de los sujetos entre sí y con el territorio.

Por la vía señalada, identifico una dialéctica entre circulación migratoria, inserción en redes sociales y creación de pertenencias en los territorios interconectados. Todos aspectos articulados de forma compleja que operan en una retroalimentación que caracteriza la experiencia migratoria.

Por su parte, los relatos de vida registrados en mi trabajo etnográfico permiten identificar recurrencias en el modelo migratorio de los africanos arribados recientemente a la Argentina, especialmente del grupo senegalés.

Entre los consultados, la mayoría de mis interlocutores migrantes habían tenido ya una experiencia migratoria con estadía en más de un país europeo y/o africano antes de iniciar el viaje por el que arribaron a la Ciudad de Buenos Aires, principal destino en Argentina.

Considerando específicamente el emprendimiento migratorio que registraban mis interlocutores senegaleses, el itinerario indicaba en casi todos los casos una estadía en Brasil, con movilización de redes ya constituidas por la familia, los mourides13 o, en general, el colectivo étnico/nacional14. Incluso con acceso a regularización documentaria de carácter temporario y con la posibilidad de trabajo.

Seguidamente a esa estadía, de extensión temporal variable, se producía el ingreso a Argentina para unirse a redes constituidas aquí, con acceso a las actividades laborales desarrolladas por los miembros de las mismas.

Algunos habían decidido desde el principio instalarse en una ciudad; en cambio, otros optaron por circular en forma temporaria por distintas ciudades del país hasta que se establecieron en una por tiempo indefinido.

Además, hay quienes se trasladan de un punto a otro según las temporadas -invierno o verano- o incluso en función de un calendario de festividades -siempre en relación con el ejercicio de la actividad laboral-15.

Independientemente de las modalidades anteriormente mencionadas, con una frecuencia anual o con una periodicidad más extensa, según los recursos disponibles en cada caso, se producen viajes de regreso al lugar de origen y/o salidas circunstanciales hacia el exterior del país para renovar documentación migratoria. También hay quienes dejan Argentina para migrar hacia otro país, sin intenciones de regresar.

En definitiva, la trayectoria de los migrantes no revela un desplazamiento lineal de un espacio hacia otro; por el contrario, se observan zonas de tránsito, estancias más o menos prolongadas, retornos, con relaciones relativamente densas y estables en cada lugar.

Los diferentes espacios y desplazamientos conforman un campo de circulación extenso. Más aún, tal amplitud demuestra una planificación y la circulación se constituye en una práctica que es pensada en términos estratégicos. Esto más allá de los condicionantes que pueden intervenir para que se produzca. Por ejemplo, la necesidad lógica y vital de encontrar espacios de trabajo.

Así, la circulación se define como la movilidad de los migrantes en el espacio y las relaciones, firmes y afectivas, establecidas con el espacio construido, discontinuo, recorrido (De Tapia, 2006).

Dicho espacio toma forma con la movilidad de individuos o redes de migrantes que se insertan en el mismo, creando un territorio original. Parafraseando a De Certau (2000), el territorio es espacio practicado. Éste implica una carga de sentidos intersubjetivos por parte de quienes lo practican, identifican y habitan.

Por mi parte, entiendo que los migrantes interpelados en mi investigación simbolizan y hacen propio los espacios a partir de su circulación. Al tiempo que esa movilidad va configurando su trayectoria migratoria; y, como sostiene Carnet (2011), posibilita un conjunto de relaciones que giran alrededor de un principio organizador, con intercambios recíprocos y objetivos comunes.

Ligado a lo anterior, coincido con Arab (2008) en que la definición de los itinerarios y modalidades de la circulación, así como la detección, selección y formas de articulación en redes, se vinculan con conocimientos específicos.

Concretamente, con un saber-migrar y saber-circular, entendidos como “la capacidad de los migrantes de movilizar sus redes migratorias, sus conocimientos y el desarrollo de estrategias de contención para su desplazamiento, migración y circulación” (Arab, 2008, p. 21).

Por mi parte, agrego que tales saberes involucran prácticas, conocimientos e informaciones aplicables en la vida cotidiana y eventualmente funcionan como marcadores de diferenciación/distinción, haciendo a la configuración de identificaciones.

Paralelamente, no hay que perder de vista que la circulación de los migrantes en cuestión debe comprenderse también en el marco de las relaciones de poder resultantes de los distintos sistemas hegemónicos conexos en el espacio social transnacional (Suárez Navaz, 1996).

Tales consideraciones adquieren valor explicativo, en parte, cuando se reflexiona sobre las siguientes palabras de uno de mis interlocutores migrantes. Así se expresaba Abdou en una comunicación personal vía e-mail (22/04/2010):

Europa tiene una gran deuda con África, porque durante dos siglos toda la revolución industrial europea estuvo financiada con los recursos naturales africanos robados durante la colonización. Y ahora no se puede hablar de justicia internacional y de cooperación armoniosa entre África y Europa sin hablar de esta deuda histórica que tiene consecuencias hasta ahora sobre la vida diaria de los africanos. Si Europa no arregla este problema no podrá sostener su poder en África. Y China aprovechará ese desamor (…) Yo vuelvo a China para seguir mi trabajo. En Brasil encontré a un estudiante senegalés que se dirigía hacia Argentina para estudiar. Le he dado tu contacto. (Abdou, 2010)

En el pensamiento expresado, Abdou realiza una lectura de las relaciones históricas de desigualdad entre Europa y África e interpreta que en el contexto global actual las relaciones económicas, políticas y de poder se reconfiguran en torno de otro centro de poder.

Por ese motivo, Abdou se posicionaba individualmente según las nuevas lógicas que identificaba en la dinámica geopolítica, que explicaba según su propia perspectiva. La interpretación de esta coyuntura le indicaba que las posibilidades de desarrollo económico se situaban en torno a la República Popular China y eso explicaba su itinerario y desplazamiento anunciados en la comunicación.

Su inserción oportuna en un país no le impedía, sin embargo, seguir circulando y tejer una red de relaciones y contactos que se extendía más allá de su localización espacial concreta. Así, el enlace que pretendía establecer Abdou entre distintas personas que conocía en el curso de su movilidad tenía varias razones de ser.

Por una parte, aportaría potencialmente a la experiencia migratoria de su connacional, dado que en tanto académico yo podía prestarle orientación para concretar sus estudios. Por otra parte?, a sabiendas de mi investigación, el estudiante senegalés podía ser un interlocutor de mi interés. Eventualmente, incluso, el mismo Abdou recurriría a su connacional de ser necesario durante alguna de sus estadías en la Ciudad de Buenos Aires.

En definitiva, para este migrante la movilidad parece formar parte de una estrategia, de un saber-migrar, posible de socializarse con quienes sucesivamente se integran a la red social donde participa. Se trata de un saber que se adquiere en la experiencia de la circulación y se pone en juego en múltiples situaciones.

Sobre la base de los relatos relevados en mi abordaje etnográfico, interpreto que ese saber se pone en juego, por ejemplo, en los mecanismos de evasión de las normativas y controles para el ingreso al país. También en los procedimientos de obtención de la documentación necesaria para la migración. Todas las cuestiones que involucran estrategias y medios que se conocen en instancias de socialización de información, previas a cruzar fronteras.

Igualmente, este saber interviene en el ejercicio de la actividad económico-laboral en el lugar de destino. Para el caso argentino, la actividad laboral que ejercen la mayoría de los migrantes africanos senegaleses recientes requiere localizar un espacio de acceso público y de gran circulación de personas donde poder instalar un puesto o circular.

En este contexto, como describen Zubrzycki y Agnelli (2009), los migrantes ya insertos en el mercado informal comunican a los demás las zonas favorables/desfavorables y los espacios ya “ocupados” para la comercialización de productos.

La información sobre zonas favorables/desfavorables puede derivar de los (re)conocimientos propios o de su socialización en la red de relaciones establecidas en el lugar de destino. Pero en ningún caso deja de ser el producto de una circulación, propia y/o de otros, por la que se llega a “encontrar” un sitio que aún no se había localizado, o a “ver primero” una zona favorable y a “ocupar” ese espacio16.

Sin embargo, los espacios de trabajo pueden estar marcados por la presencia previa de otros miembros del colectivo migrante y su ocupación producirá conflictos. He podido observar este tipo de problemas durante mi acompañamiento de algunos migrantes y puedo decir que son más habituales entre personas que no comparten una misma red, aunque sean del mismo colectivo étnico-nacional.

La capacidad de circular en un territorio, insertarse en un espacio social y poner en juego saberes propios está basada, al menos en parte, en la pertenencia a redes que reúnen las experiencias, las competencias y la sociabilidad.

Incluso, como señalan Zubrzycki y Agnelli (2009) para el caso de los senegaleses en Argentina, por lo general la inserción social del migrante recién arribado se hace primero a través del vínculo con los miembros de su colectivo étnico/nacional. Primer ámbito de sociabilidad que le permite desarrollar sus actividades y vivir la movilidad. Al tiempo que se constituye en una forma de sedentarismo temporario (Arab, 2008).

De hecho, circulación y permanencia no son incompatibles, el saber-migrar tiene que ver con aptitudes para sacar provecho de la movilidad y al mismo tiempo hallar formas de permanencia indispensables para un proyecto migratorio.

Por su parte, durante una entrevista, uno de mis interlocutores interpretaba las posibilidades de circulación y permanencia migratoria en función de tener/no tener contactos, familiares, objetivos, recursos (económicos, educativos) y lugar de residencia. Me refiero a Ibrahima, quien expresó lo siguiente:

Conozco mucho. Soy joven y ya conozco un montón (…) conseguí mi empresa y mi auto. Soy dueño. Soy liberal, puedo charlar con todo el mundo. Empresarial. ¿Entiendes? Charlar con todo el mundo para alcanzar algo (…) Uno tiene que saber, hay una técnica… Ahora estoy en la escuela, estamos haciendo mezcla [él cursa una Tecnicatura en sonido en una escuela local] tengo la ventaja (…) Conocía a un amigo acá, él me mandó la Visa. ¡Venite! dijo-. Sino ¿qué voy a buscar yo acá? (Entrevista a Ibrahima, 23/05/2010)

Partiendo de los atributos y recursos descritos, que pueden comprenderse como un capital, este interlocutor se consideraba a sí mismo como un migrante “internacional”, y se distinguía de otros a los que definía como “aventureros”17.

Así, las trayectorias migratorias, los bagajes (inter)culturales, de conocimiento e información y las redes de relaciones asociadas a las mismas parecen significar también un rasgo de distinción y diferenciación social posible de activarse en las relaciones sociales entre migrantes. De hecho, al analizar las relaciones de estos migrantes en la sociedad argentina18, he determinado la intervención de esos rasgos de distinción social.

A modo de cierre

Todas las cuestiones desarrolladas hasta aquí muestran algunas regularidades de las trayectorias de los migrantes africanos de la región subsahariana, principalmente de los senegaleses, arribados en la última década a la Argentina.

Con mayor o menor profundidad he referido a: 1) desplazamientos mediante trayectorias sinuosas y con discontinuidades; 2) la extensión del campo de circulaciones y de relaciones sociales y su concepción estratégica por parte de los migrantes; 3) la vigencia y percepción de las estructuras y relaciones de poder asociadas al modelo moderno de organización estatal y a la geopolítica imperialista, con sus respectivos condicionamientos sobre la circulación migratoria y la vida cotidiana de los migrantes; 4) la articulación entre circulación y saberes específicos, que los sujetos conciben como estratégicos y que son posibles por la práctica migratoria y por las inserciones en redes sociales que hacen a la territorialización de los espacios recorridos.

También he mostrado que la población estudiada se caracteriza, al menos en parte, por su movilidad geográfica, física y también simbólica. Pero, he dicho que la movilidad geográfica no impide la construcción de una localidad, de una territorialidad; y, por consiguiente, de una forma de presencia simultánea en los diferentes espacios recorridos.

He notado que, en términos generales, la movilidad asociada a la circulación migratoria no significa el abandono total de una forma de localidad. De modo que las idas y vueltas entre diferentes polos suponen una cierta estabilidad de los mismos como referentes en la organización de la vida de los migrantes.

Esta forma de localidad/estabilidad parece ser construida por los migrantes, a la vez, en todas las coyunturas temporales y las localizaciones espaciales del campo migratorio. Así, distintos espacios pueden ser territorios de identificación y de estabilización social.

Por esta vía, adquiere sentido la proposición a la que referí en el título del artículo: “en cada pueblo un nombre”, pues se trata de considerar la circulación no sólo como un desplazamiento en el espacio sino como una práctica simbólica e identitaria que opera en la esfera social.

Asimismo, como he señalado, la circulación y la producción de saberes específicos en el contexto de la movilidad parecen estar articuladas. De hecho, la necesidad o la conveniencia de adoptar un nombre distinto en cada pueblo tiene estrecha relación con esos conocimientos aprendidos a partir de la circulación.

Bibliografía

Agnelli, S., & Kleidermacher, G. (2009). Migración estacional de senegaleses en Mar del Plata. En VIII Reunión de Antropología del Mercosur. Buenos Aires.

Agnelli, S., & Zubrzycki, B. (2009). Allá en África, en cada barrio por lo menos hay un senegalés que sale de viaje”. La migración senegalesa en Buenos Aires. Cuadernos de Antropología Social, (29), 135 – 152.

Alioua, M. (2008). À la rencontre de la sociologie d’Alain Tarrius. Du paradigme de la mobilité au territoire circulatoire. E-Migrinter, 1, 7 – 19.

Arab, C. (2008). La circulation migratoire: une notion pour penser les migrations internationales. E-Migrinter, 1, 20 – 25.

Barth, F. (1976). Los grupos étnicos y sus fronteras: la organización social de la diferencias culturales. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica.

Bidaseca, K., & et al. (2010). Perspectivas socioculturales y sociodemográficas de la población afrodescendiente y africana de la CABA. Buenos Aires: Facultad de Ciencias Sociales - UBA.

Blanco, P. (2009). Cuerpos desesperados. La experiencia migratoria de polizones africanos que arriban a la Argentina. Miradas En Movimiento, 2, 34 – 61.

Bredeloup, S. (2008). L’aventurier, une figure de la migration africaine. Cahiers Internationaux de Sociologie, 125(2), 281 – 306.

Carnet, P. (2011). Estrategias de activación y de construcción de redes sociales en la migración. El Ejemplo de los migrantes africanos clandestinizados en la frontera sur española. Redes. Revista Hispana Para El Análisis de Redes Sociales, 20, 232 – 250.

Chevalier-Beaumel, E., & Morales, O. G. (2012). Aproximación etnográfica a la nueva migración Africana en Argentina. Circulación y saberes en el caso de los Senegaleses arribados en las últimas dos décadas. Astrolabio, 8.

Cullenward, L. K. (2008). La inmigración africana a España y Argentina en la época de la globalización. Hispanic Studies Honors Projects. Recuperado de http://digitalcommons.macalester.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1002&context=hisp_honors

De Certau, M. (2000). La invención de lo cotidiano 1: Artes de hacer. México DF.: Universidad Iberoamericana.

De Tapia, S. (2006). La circulation des hommes et des biens dans le champ migratoire turc: itinéraires et impacts économiques. En J.-F. Bayart & F. Adelkhah, Migrations internationales et Anthropologie du voyage. Paris: FASOPO.

Espiro, M. L. (2011). AfricaNo: experiencias de vida de inmigrantes africanos en Argentina a través de un corto documental. Presentado en el X Congreso Argentino de Antropología Social, Buenos Aires.

Gabriel, A. (2010). Gravitación de pautas comunitarias en la inmigración senegalesa. Universidad Nacional de La Plata, La Plata.

García Canclini, N. (1993). Introducción: antropología y estudios culturales. Alteridades, 5 – 8.

Ghasarian, C. (2008). Por los caminos de la etnografía reflexiva. En C. Ghasarian (Ed.), De la etnografía a la antropología reflexiva (pp. 9 – 42). Buenos Aires: Ediciones Del Sol.

Glick-Schiller, N. (2009). A global perspective on transnational migration: theorizing migration without methodological nationalism. COMPAS Working Paper, 67. Recuperado de http://crossroads-asia.de/fileadmin/user_upload/Literatur/Migration/Glick-Schiller__2010__A_global_perspective_on_transnational_migration.pdf

Guber, R. (2001). La etnografía: método, campo y reflexividad (Vol. 11). Bogotá: Grupo Editorial Norma.

INDEC. (2010). Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010. Buenos Aires: Instituto Nacional de Estadística y Censos. Recuperado de http://www.censo2010.indec.gov.ar/index.asp

Kleidermacher, G. (2011). Algunos elementos para “leer” la historia de África Subsahariana. En M. E. Álvarez Acosta (Coord.) África Subsahaina: sistema capitalista y relaciones internacionales (pp. 449 - 466). Buenos Aires: CLACSO.

Levitt, P., & Glick-Schiller, N. (2004). Perspectivas internacionales sobre migración: conceptuar la simultaneidad. Migración Y Desarrollo, 3, 60 – 91.

Maffia, M. (2011a). La migración subsahariana hacia Argentina: desde los caboverdianos hasta los nuevos inmigrantes del siglo XXI. Aportes Para El Desarrollo Humano En Argentina 2011, (5), 53 – 90.

Maffia, M. (2011b). La migración subsahariana hacia Argentina: desde los caboverdianos hasta los nuevos inmigrantes del siglo XXI. In G. Catterberg & R. Mercado, Afrodescendientes y africanos en Argentina (pp. 53 – 90). Buenos Aires: PNUD Argentina.

Morales, O. G. (2009). Africanos del oro 14. La migración negra hacia Argentina en el siglo XXI. La Plata: O.G. Morales.

Morales, O. G. (2013). Representaciones de alteridades “negras”, africanas y afrodescendientes, en la sociedad nacional en Argentina. Primera década del siglo XXI. Universidad Nacional de La Plata.

Murillo González, J. C. (2010). Migración extracontinental en América Latina: Algunas tendencias y consideraciones de protección internacional. ACNUR. Recuperado de http://www.acnur.org/biblioteca/pdf/7720.pdf?view=1

OIM. (2011). Informe sobre las migraciones en el mundo 2011 – Comunicar eficazmente sobre la migración. Ginebra: Organización Internacional para las Migraciones.

Robert, A.-C. (2012). ¿Qué queda de las fronteras africanas?: división de Sudán, conflicto en el Norte de Malí. Le Monde Diplomatique En Español, 206, 27 – 29.

Rosaldo, R. (2000). Cultura y verdad: la reconstrucción del análisis social. Quito: Ediciones Abya-Yala.

Sayad, A. (2010). La doble ausencia. De Las Ilusiones Del Emigrado a Los Padecimientos Del Inmigrado. Recuperado de http://www.rniu.buap.mx/infoRNIU/mar11/1/libro_laDoble.pdf

Sayad, A., & Santamaría Lorenzo, E. (2010). La doble ausencia: de las ilusiones del emigrado a los padecimientos del inmigrado. Barcelona: Anthropos.

Sow, P. (2005). Migraciones y movimientos de personas en África: circulación, territorios y fronteras. Universitat Internacional de La Pau. Recull de Ponències, 19, 305 – 312.

Suárez Navaz, L. (1996). Estrategias de pertenencia y marcos de exclusión: colectivos sociales y estados en un mundo transnacional. En VII Congreso de Antropología Social Española (pp. 1 – 27). Zaragoza.

Suárez Navaz, L. (2008). La perspectiva transnacional en los estudios migratorios. Génesis, derroteros y surcos metodológicos. En J. García & J. A. Lacomba, La inmigración en la sociedad española: una radiografía multidisciplinar (pp. 771 – 796). Barcelona: Ediciones Bellaterrra.

Tablada, C., Smith, R., & Houtart, F. (2007). Africa codiciada: el desafío pendiente. Fundación Editorial el Perro y la Rana.

Venir en Europe : mode d’emploi. (2006). Senegalaisement. Recuperado Marzo 11, 2009, de http://www.senegalaisement.com/senegal/venir_en_france.php

Wimmer, A., & Glick Schiller, N. (2002). Methodological nationalism and beyond: nation–state building, migration and the social sciences. Global Networks, 2(4), 301 – 334.

Zubrzycki, B. (2011). Senegaleses en Argentina: un análisis de la Mouridiyya y sus asociaciones religiosas. Boletín Antropológico, 29(81), 49 – 64.

Referencias

1 La investigación, realizada entre los años 2008 y 2013 con localización en la Ciudad de Bueno Aires y Ciudad de La Plata, involucró, además de la etnografía con migrantes africanos de la región subsahariana y personas de la sociedad argentina en contacto con ellos, un análisis de discurso con base apublicaciones de tres medios de prensa de alcance nacional y de blogs de tres instituciones de migrantes africanos y afrodescendientes. También constó de un análisis de encuestas realizadas a agentes policiales de la provincia de Buenos Aires y de dibujos de migrantes africanos y de afrodescendientes elaborados por estos.

2 Es necesario aclarar, por una parte, que los nombres de migrantes que incluyo en este texto no son los correspondientes a las personas entrevistadas y citadas, pues pretendo preservar su identidad; y, por otra, que la cantidad reducida de interlocutores migrantes interpelados en el trabajo etnográfico se justifica por la amplitud del corpus de materiales de análisis seleccionados en la investigación, que mencionamos en la nota anterior.

3 Estas cuestiones también fueron tratadas por el autor en un artículo anterior (Chevalier-Beaumel & Morales, 2012) en que se pusieron en diálogo dos investigaciones diferentes con el mismo referente empírico y localización espacial. Además, con diferentes grados de elaboración, los temas fueron tratados por el autor en el V Congreso Argentino y Latinoamericano de Antropología Rural, realizado en la ciudad de Santa Rosa, La Pampa, del 11 al 15 de marzo de 2013; y en el workshop “Diálogos sobre las movilidades de África occidental y el rol de las políticas migratorias” (Danish Institute for International Studies - Instituto de Investigaciones Gino Germani, UBA), realizado en la ciudad de Buenos Aires el 15 de mayo de 2013.

4 El autor entiende las “migraciones desesperadas” como desplazamientos en “condiciones inhumanas de supervivencia” (Blanco, 2009, p. 37), asociados a situaciones que fuerzan a la emigración.

5 Durante mi trabajo de campo, registré abundantes referencias a formulaciones que se difunden entre los migrantes a través del rumor orientadas a sortear problemas en los ingresos fronterizos. Para más detalle sobre esta indicación véase el artículo publicado en la página web senegalaisement.com (“Venir en Europe : mode d’emploi,” 2006)

6 Sea que se interprete por esto alegar olvido, negar la identidad propia, inventarse una identidad nueva, apropiarse de una identidad ajena, reinventarse indefinidamente acorde a fines concretos; o, de modo figurado, hacerse a un lado de los comportamientos esperados, eludir las definiciones explícitas y certeras, explorar las ambigüedades o habitar los intersticios.

7 Embarcación alternativa a las “pateras” y “carretas de mar”.

8 Revisé y expuse las formas de tratamiento informativo de una parte de la prensa local/nacional respecto de la migración africana contemporánea y de los migrantes de la región subsahariana arribados a Argentina en una ponencia presentada al XI Seminario Argentino Chileno y V Seminario Cono Sur de Ciencias Sociales, Humanidades y Relaciones Internacionales, realizado en la ciudad de Mendoza del 7 al 9 de marzo de 2012.

9 Se expresa en este sentido el documento “Migración Extracontinental en América Latina: Algunas tendencias y consideraciones de protección internacional” del Director de la Unidad Legal Regional para las Américas del ACNUR (Murillo González, 2010).

10 Hay que tener en cuenta, sin embargo, que una parte importante de los migrantes africanos recientes podría no estar incluida en esa estimación por su eventual autoexclusión del registro censal estatal.

11 La principal minoría extranjera es la de Paraguay, compuesta por 550.713 personas (INDEC, 2010). Esto en un país que, según el último censo, tiene algo más de 40 millones de habitantes.

12 Dicho documental culminó con una muestra fotográfica titulada “Migrantes limítrofes e intercontinentales en Argentina. Bolivianos en el cortadero y africanos del oro 14”, expuesta en el Centro Cultural Pasaje Dardo Rocha, de la ciudad de La Plata, del 18 al 30 de diciembre del año 2008. Además, los resultados de ese trabajo se plasmaron en una publicación que incluye fotografías y relatos (Morales, 2009).

13 El muridismo es una cofradía islámica fundada por Cheikh Ahmadou Bamba hacia 1880 en Senegal, con influencia del grupo étnico wolof, mayoritario en ese país, y con su centro espiritual en la ciudad de Touba. Desde allí, a partir de la emigración de discípulos de Bamba, se originó una diáspora ligada a la cofradía y a la ciudad.

14 La vinculación entre Dakar (Senegal), Sao Pablo (Brasil) y Buenos Aires (Argentina) como escalas en un trayecto migratorio también ha sido registrada en otras investigaciones (Agnelli & Zubrzycki, 2009; Cullenward, 2008; Espiro, 2011; Gabriel, 2010).

15 Al aludir a la circulación en función de temporadas y/o de un calendario de festividades me estoy refiriendo exclusivamente a los migrantes que trabajan en el comercio ambulante, que forman una mayoría.

16 Los términos entrecomillados son palabras clave que registré durante una conversación con D. respecto de las modalidades seguidas para montar un puesto de venta de bijouterie en la vía pública.

17 El “aventurero” en tanto figura de la migración africana es historizado y analizado por Bredeloup (2008) con resultados sugerentes para pensar la heterogeneidad de quienes asumen esa figura y los procesos hegemónicos estigmatizantes que operan, especialmente en Occidente, al calificar de esa forma a los migrantes africanos.

18 Esta cuestión, que aquí no desarrollo, fue tratada en mi tesis doctoral (Morales, 2013).